En el año 2010 tuve el
placer de venir a Noruega para investigar sobre las posibilidades metodológicas
de los países escandinavos en cuanto a la formación de educadores y artistas,
proyecto a través del cual conocí a Anne Skaansar directora del Departamento de
Educación Artística de la Bergen National Academy of the Arts (KHIB)
y artista. Después de nuestro primer encuentro, he venido a Bergen en 2011 y
2012 como profesora invitada dentro del Curso de Formación para Profesores de Secundaria
que Anne coordina.
Como todos sabemos, los
países escandinavos y especialmente Finlandia
tienen una larga tradición en innovación pedagógica y una preocupación
profunda a nivel social y político por estos temas, tradición y preocupación
que quedaron patentes en la investigación que realicé y mediante la que
descubrí un sistema sin profesores
(los estudiantes tienen tutores o coachers), sin asignaturas (se trabaja por
proyectos), sin
horarios ni lugares geográficos cerrados ni concretos (educación expandida) y con un tipo de evaluación
basada en las visitas
de examinadores externos (la mayoría de ellos profesionales de
reconocido prestigio a nivel tanto nacional como internacional) quienes establecían
un Apto o un No Apto tras varias horas de conversación con el estudiante/a. Un
sistema rEDUvolucionario, completamente diferente al que se utiliza en la
facultad a la que pertenezco, con elevadas dosis de libertad y de responsabilidad pero donde, una vez más, las cuestiones relacionadas con la pedagogía y las actividades que el
departamento de Educación desarrollaban, se encontraban en un segundo plano.
Una vez más me encontré con la realidad de que en las instituciones que se
dedican a la enseñanza superior de las artes visuales (y en las que la mayoría
de los estudiantes acaban siendo profesores), la palabra EDUCACIÓN da grima y
la posibilidad de ser profesor se asocia con lo infantil, la ausencia de
conocimiento y el aburrimiento. Es decir, se asocia con el fracaso.
En las dos ocasiones
anteriores, el seminario que diseñé junto con Clara Megías y Lucía Sánchez (miembras ambas del colectivo Pedagogías Invisibles) tenía como foco
principal la Idea de equiparar en vez de enfrentar las figuras del profesor y la
del artista analizando las múltiples similitudes del trabajo de
ambos y poniendo encima de la mesa que tanto un profesor como un artista
necesitan conocimiento, creatividad y proceso para desarrollar sus prácticas.
Este año, tras varias
sesiones entre Clara y yo y conversaciones con Anne y Jannecke
Knudsen, profesora del programa y artista también, decidimos girar
el foco y desarrollar
el seminario partiendo de cómo funciona la creatividad del profesor del siglo
XXI quien,
no solo la ejercita creando lo que
podemos llamar conocimiento nuevo
sino que la ejercita a través de la selección de los temas y de las imágenes
que selecciona para implementar sus clases, de la misma manera que hacen los
comisarios y los artistas.
De la idea del profesor-reproductor
tenemos que emigrar a la del
profesor-creador entendiendo como autoría la forma, la manera, el
discurso que producimos al organizar la información de una manera y no de otra.
Considerarnos como autores
pasa por preguntarnos qué significa tal cosa en el siglo XXI, en un mundo
hipertecnificado y donde la figura de experto se ha visto completamente modificada,
por lo que ser autor es algo muy diferente a lo que entendemos como tal en
el siglo XIX y puede ser parecido a lo que Borriaud
nos dice que es un artista visual:
“Para
ellos (los artistas actuales) no se
trata ya de elaborar una forma a partir de un material en bruto, sino de
trabajar con objetos que ya están circulando en el mercado cultural…Las
nociones de originalidad (estar en el origen de) e incluso de creación (hacer a
partir de nada) se difuminan así lentamente en este nuevo paisaje cultural
formado por las figuras gemelas del DJ y del programador, que tienen ambos la
tarea de seleccionar objetos culturales e insertarlos dentro de contextos
definidos” (2009: 7-8)
Borriaud es uno de los
teóricos más interesantes que podemos encontrar en la actualidad con respecto a
la reflexión sobre los roles del artista y del arte contemporáneo. Comisario y
crítico de arte, sus dos libros Estética
relacional (2008) y Postproducción (2009) pueden
entenderse como ensayos sobre arte contemporáneo o….. como ensayos íntimamente
relacionados con la pedagogía. Según Borriaud, en el siglo XXI el término autor
(ya seamos músicos, cocineros o profesores) cobra un nuevo sentido: creamos a partir
de las ideas de otros. La idea de producir el conocimiento de manera
rizomática, planteada por los filósofos franceses Deleuze y
Guattari defiende que copiar es re-generar, de tal manera que un DJ
cuando pincha en la discoteca genera un discurso personal al ordenar de
determinada manera la música de los demás. En Postproducción, Bourriaud defiende la teoría del artista como DJ,
un creador que trabaja con lo creado
por que:
“Todas estas prácticas artísticas….tienen en común el hecho de recurrir a formas
ya producidas. Atestiguan una voluntad de inscribir la obra de arte en el interior de una red de signos y de
significaciones, en lugar de considerarla como una forma autónoma u original”
(2009:13)
Al leer todas estas
reflexiones e ideas, los paralelismos con el trabajo del profesor resultan
inmediatos; podemos simplemente intercambiar los términos artista por profesor
y, de repente, todo cobra sentido:
“Todas
estas prácticas
pedagógicas ….tienen en común el hecho de recurrir a formas ya
producidas. Atestiguan una voluntad de inscribir el currículum en el interior de una red de signos y de
significaciones, en lugar de considerarlo como una forma autónoma u original”
Borriaud lo tiene claro,
en el momento que vivimos resulta impensable crear algo desde la nada, una idea que
entra en conexión directa con la de rizoma. Cuando creamos partimos
siempre de algo anterior de manera que abrimos la re-conexión y la creación
genuina deja de tener sentido. Quizá esta idea de reprogramar sea nueva para los artistas actuales pero, si lo
analizamos bien, es una labor que hemos hecho
siempre los profesores, por que el contenido con el que hemos
trabajado ha sido nuevo en contadas
ocasiones. Por eso el sustrato sobre
el que cimentar la labor docente en el siglo XXI, es el de explicitar nuestro
trabajo como remixeadores validando la idea de que remixear es crear en vez de copiar.
Dentro de este contexto, Eskrillex
nos sirvió de escusa para empezar el
seminario transformando el espacio en una sala de dubstep donde cada participante
tuvo que rebautizarse como DJ. Después, trabajamos con nuestra primera Play List: WHY and WHERE. Para analizar WHY nos
servimos de la rEDUvolution y para
ver WHERE analizamos las pedagogías invisibles de las carteras de los
participantes, explicitando como los tickets de compra, las fotos y las
tarjetas de crédito nos dan mucha información cuando sabemos captarla.
Al día siguiente le toco
el turno al WHAT and HOW. En
WHAT trabajamos sobre las meta y micronarrativas y, para visualizar en
la práctica las múltiples formas de mezclarlas, creamos por parejas diferentes sistemas
de organización de las diez piezas de arte contemporáneo de las que nos
apropiamos. Por la tarde, Clara finalizó el HOW mostrando proyectos que utilizan
la remezcla de diferentes formas.
Remezclar, regenerar,
continuar el rizoma entendiendo nuestra práctica profesoral como una forma de
crear a partir de. Seamos comisarios, artistas o DJ, todos copiamos,
entendiendo por copiar crear conocimiento desde los demás, desde el afuera.
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