En el imaginario que mi
mente ha creado sobre los ríos florece el azul, pero el río Guaiba es marrón. Como
ya comenté en mi post anterior, un lodo fértil tiñe el agua y transforma las
experiencias que he vivido en Porto Alegre en sedimento desde donde crecerán
otras partes del rizoma. Si las ideas de Luis Camnitzer
supusieron el contenido que encontré prioritario desarrollar en dicho
post, en este lo que pretendo compartir es cómo Mónica Hoff ha desarrollado las
propuestas de Camnitzer a través de la Mediación Líquida y cuales han sido mis
aportaciones al trabajo de ambos.
Recordemos por un momento el contexto de mi
viaje: un río que se desborda y se transforma en laguna, una
muestra de arte contemporáneo que se enorgullece de presentar por cuarto año
consecutivo la figura del curador pedagógico y una universidad (Universidad
Federal de Río Grade do Sul) que está desarrollando el giro hacia
una Educación Artística como Vehículo de Conocimiento a partir de la figura de Analice Dutra y el grupo GEARTE. Las tres instituciones
me animan a presentar el programa De lo cosmético a
la esencia: procesos contemporáneos en arte y educación consistente
en tres acciones: un curso de dos días en la UFRGS; la charla Ríos Voladores
dentro del programa Redes de Formación
así como un Laboratorio dentro del
programa de formación Escuela Casera de Invenciones estás dos últimas
acciones en el contexto de la bienal.
La primera de estas tres actividades la
constituyó el curso de dos días organizado por la UFRGS y cuyas destinatarias fueron las estudiantes de magisterio,
de master y de doctorado tanto de Porto Alegre como de localidades vecinas
interesadas en el tema de la educación artística. En cuanto llegó la propuesta
entendí como urgente debatir el cambio de paradigma y la importancia de revisar
formas de hacer que tuvieron su función en épocas anteriores (fundamentalmente
la Autoexpresión Creativa, modelo repetido con una inusitada frecuencia tanto en
Europa como en Brasil) y proponer otras estrategias pedagógicas para un mundo diferente a partir de tres ideas base enlazadas con
la de Camintzer : El Arte como Vehículo de Conocimiento + El Proceso+ La Remezcla
creativa.
El primer día fue el Día del Agua. Volvimos a utilizar el río y las metáforas que se
desprendían de su uso para trabajar la importancia de
conectar la educación artística con el Conocimiento y todo aquello que se
desprende de su valoración: la idea de que las artes visuales siempre son portadoras de significado
(idea relacionada con el significado crítico, el arte contemporáneo y su conexión
con la realidad), la importancia de incluir estrategias de análisis y no
solo de producción en los contextos donde la educación artística se
desarrolla así como la remezcla creativa, propuesta conectada con la reivindicación
de que tanto estudiantes como profesores son intelectuales transformativos,
productores que construyen a través de las propuestas de otros y otras huyendo
del metarelato del genio original. Todas estas nociones se discutieron y se
representaron mediante diferentes producciones creadas a través de bolsas de
plástico rellenas de agua que cada colectivo remixeó de forma completamente
diferente pero al mismo tiempo común.
El segundo día fue el Día del Bosque en el que el tema
principal lo constituyó el tercer eje de la EAVC, la idea de Proceso, un
proceso que reivindica dejar de trabajar
lo inmediato y optar por el largo plazo, abandonar la idea de la profesora de
educación artística como decoradora ocasional para entenderla como activista
permanente y, por último, pasar de entender el arte contemporáneo solo como
contenido ha entenderlo como formato. En este caso las paredes se nos
hicieron demasiado limitadoras de manera que, en un alarde por romper el
formato, la comunidad propuso salir al parque a hacer un picnic. Ya solo el paseo hasta los
jardines cercanos merecieron la pena evindenciando que andar es mejor que estar
sentadas, que conversar es más interesante que solo escuchar y que los árboles y el
bosque son una forma óptma de habitar el aula. En este lugar maravilloso (por que los parques en Brasil son muy
diferentes de los parques en Madrid), sentadas en un círculo en el que hasta
los animales cercanos querían entrar, debatimos y nos decantamos por
representar lo aprendido mientras desarrollábamos diferentes acciones: un
camino de hormigas aprovechado para significar los modelos escolares o una
cadena humana que nos envolvía fueron algunas de las producciones que surgieron
de una intensa sesión de trabajo que nos resistíamos en terminar.
Al día siguiente le llegó el turno a los Ríos Voladores nombre utilizado por Mónica
Hoff para detonar y crear sorpresa de manera que el formato de lección
magistral que nos imponía el espacio se rompiese desde la expectativa que
provoca un título como esté. Compartí esta sesión con el artista/educador Michel Zozimo y con la propia Mónica en
una conversación a tres bandas en la que el vapor que constituyen estos ríos
aéreos conectaron con las ideas de Luis, con las del grupo GEARTE
y con el resto de los agentes implicados mediante un velo poético que me
llevó a linkear la poesía con la educación. El tema que nos unía a los tres era
sin duda lo que acabé enunciando como EDUpoética y que es una de las
demandas más consistentes de la rEDUvolution:
la fuerza de las metáforas consigue el aprendizaje por lo que hay que
volver a la sorpresa, al extrañamiento y a lo inesperado como componentes
vitales del proceso pedagógico que cada uno de nosotros recuperaba Mónica en lo
museístico, Michel en su faceta como artista/educador y yo en mi experiencia
docente en la educación superior.
La última actividad fue la
participación en la Escuela Casera de Invenciones un espacio
diseñado por el equipo pedagógico de la bienal donde los 120 mediadores no
implementan actividades para escolares (que es habitualmente el lugar que se
destina a lo pedagógico en las instituciones culturales) sino que es el espacio
que tienen para inventar, programar, reunirse, conversar y…aprender. Esta zona representa en si misma el aporte de Mónica Hoff a los
planteamientos de Luis Camnitzer y que se podrían denominar como de Mediación Líquida: un planteamiento donde lo educativo es tan evidente que se vuelve
invisible, una forma de entender lo pedagógico en las instituciones culturales que
no se disocia de lo demás sino que fluye con el resto, un paradigma donde no
hay fronteras entre lo educativo y lo curatorial. Por esta causa, en la 9
Bienal de Mercosur el programa pedagógico no se contempla como una retahíla de
actividades (visitas a escolares, visitas guiadas, conferencias etc.) sino que
cada mediador, entendido como un productor cultural, diseña lo que considera adecuado en cada momento educativo bajo la máxima de empoderar al público y compartir entre
ambos la creación de conocimiento: no hay un programa educativo
específico por que toda la bienal es entendida como un programa educativo.
Y en este contexto, la
propuesta que compartí con las mediadoras constituye un tercer avance: ya tenemos
claro que producimos con nuestro discurso oral y con nuestro discurso escrito
(publicaciones y cartelas) pero el siguiente reto es compartir las herramientas de los
artistas y producir la mediación también a través del lenguaje visual. ¿Por qué no entender la mediación desde este
punto de vista y que los educadores participen en las muestras a través de
representaciones visuales de cualquier tipo? Nos dividimos en grupos y en un
primer apartado mediante objetos y en un segundo tiempo mediante nuestros
propios cuerpos, cada equipo interpretó un concepto no con el discurso oral
sino con el visual. Dentro de la idea cada vez más aceptada del educador como
productor cultural, creo que el siguiente paso puede ser este: la utilización
del lenguaje visual como herramienta de mediación además de las palabras y el
texto. Solo así llegaremos a ser entendidas al mismo nivel de los artistas que son
(por el momento) los únicos agentes del escenario que utilizan el lenguaje
visual para representar sus propuestas.
La 9 Bienal ha supuesto en mi trabajo el reto
de ir más allá y romper el formato de la pedagogía tradicional con todas sus
consecuencias que nos llevan a la reflexión, la producción crítica y
a un tipo de aprendizaje completamente contemporáneo. No puedo dar más que las gracias
a todas las personas con las que me metí en el río no solo para nadar, sino
para cambiar el curso de la corriente y evidenciar que los ríos no son
estéticos y azules, sino definitivamente fértiles y
marrones.
PD: mis mas sinceras gracias a Liliane Giordano por sus extraordinarias fotografías, al grupo GEARTE por sus afectos encadenados y a las mediadoras por su energía
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