Simplemente escuchar la
palabra “examen” produce una serie de reacciones fisiológicas en mi organismo
que soy incapaz de contralar: mareos, sudores
fríos, dolor de estómago... Los
exámenes han formado parte inherente de mi vida como estudiante y han sido tan
profundos los malos recuerdos que han suscitado en mi inconsciente que nunca
jamás los he utilizado en mi roll como profesora. Desde el principio he
intentado llevar a cabo prácticas evaluatorias
lo más democráticas posibles y, sobre todas las cosas, he intentado descentrar
la evaluación en el proceso. De manera que he representado el aprendizaje al
que creo que han llegado mis estudiantes de diferente forma: con la visita de
evaluadores externos, mediante grupos de discusión, a través de proyectos y,
últimamente, gracias a la influencia de mi compañera de Pedagogías Invisibles, Lucía
Sánchez, me he internado por los vericuetos de la Evaluación Creativa: perfomances, vídeos y tartas de manzana, han
sido algunos de los dispositivos utilizados para representar el conocimiento
creado.
Este curso en la UCM ha
sido #rEDUvolucionario y los tres
grupos de estudiantes, con los que he tenido el placer de compartir la
asignatura, se han involucrado tanto que han desarrollado un papel
absolutamente central en su propio proceso de evaluación, proceso formado por
tres elementos: una herramienta
boomerang, desde la que me han ofrecido su visión de la asignatura, un grupo de discusión, con el que ha salido
a relucir cuestiones muy importantes del aprendizaje, y lo denominado por ellos
como #EVALUparty, que consiste
básicamente en una fiesta en la que
hacía entrevistas semiestructuradas con
cada uno de los estudiantes (utilizando la investigación cualitativa como
alternativa a la calificación cuantitativa). Durante esta última herramienta fijábamos
juntos la nota, esa nota que muy a pesar nuestro nos pide el sistema.
Llevando la #rEDUvolution a la práctica hemos introducido
lo narrativo en estas entrevistas de manera que algunos de los entrevistados
han acudido con diferentes sombreros (yo
misma me he disfrazado de pájaro) e
incluso hemos utilizado el tiempo que
tarda una cerilla en apagarse para organizar nuestra conversación, como si
aquello de lo que estábamos hablando fuese lo último que íbamos a decirnos...La verdad es que la #EVALUparty ha funcionado: nada de nervios,
ni de ansiedad, ni de caras largas. Han sido entrevistas profundas y sentidas
donde he tenido el placer de compartir con muchos de los estudiantes un tiempo
individual, personal, de humor, de calor, un tiempo realmente vivido en vez de
una farsa. El descentre, la
investigación cualitativa, el proceso realizado a la inversa (el boomerang) y
lo narrativo, han convertido la
evaluación en algo muy diferente a como se concibe en la educación tradicional.
Hemos revestido la nota de afectos, de
sorpresa, de relax y hemos llegado a la conclusión numérica que nos impone
el sistema como requisito terciario en vez de cómo centro. Fundamentalmente lo
que hemos hecho ha sido reflexionar,
hemos abierto en vez de cerrar, hemos impulsado la transformación y lo que
vendrá después, en vez de intentar
clausurar el aprendizaje con un broche imposible. Si evaluar debe de servir
para algo, puede que sea para esto, para que nos paremos a pensar, para que
hagamos conexiones, para que nos conozcamos mejor entre nosotros y a nosotros
mismos.
Pero,
la fiesta del #EVALUparty es realmente
la continuación de la celebración permanente del aprendizaje que ha tenido
lugar este curso. El miércoles 15 de enero
tuvimos la suerte de contar con el performer Abel Azcona como artista invitado en nuestra asignatura. Son varias
las razones de la visita de Abel siendo la primera de ellas mi obsesión por
pasar DE LA ISLA AL NODO y es que,
en muchos casos existe una total desconexión de las instituciones educativas
formales (y de muchas de las no formales), con respecto al mundo exterior a
ellas. Gran parte de las escuelas y universidades viven de cara a su interior y
los contenidos se distribuyen de forma aislada, sin conexión alguna con los
sucesos, autores y contextos en los que se crearon. Para emigrar desde el paradigma de la institución educativa
como isla a la institución como nodo, la rEDUvolution trabaja con lo que
está ocurriendo en tiempo real fuera de las paredes el aula, pasando de lo
abstracto a lo tangible, relacionando los contenidos con su contexto de producción.
Por
esta razón, en mis asignaturas no solo emigramos del aula y nos vamos a ver
arte contemporáneo o experiencias educativas interesantes a otros lugares, sino
que también hacemos el proceso a la inversa, invitando agentes especiales a visitar nuestra aula, motivo por el que invité
a Abel para que los estudiantes comprobaran de primera mano cómo funciona el proceso de legitimación profesional en
el mundo del arte real. Este es un tema que nos cuesta aceptar y que quedó más
claro porque en su figura están todas las claves: un artista muy joven (25
años), que utiliza las redes sociales como una herramienta de comunicación
fundamental y completamente legitimado. Además hablamos de la importancia de la
polémica en su obra, de sus temas
comprometidos, como la prostitución profundamente imbricados en su biografía,
de tal manera que muchos aspectos que quedaban difusos se tornaron claros con
su presencia demostrando que es necesario pasar de los espacios de
representación pedagógica a los espacios reales, táctiles, donde lo que ocurre
en el aula es lo físico y no su sombra.
Para terminar un mes
cargado de eventos, la sesión número #2 de la Escuela de Educación Disruptiva (22 de enero) contó con un tema
también relacionado con el placer y por lo tanto vetado en lo educativo, los teléfonos móviles, dispositivos que
seleccionamos como excusa para preguntarnos: ¿es la pedagogía un acto de
contemplación o un acto de producción? En la segunda sesión de la EED
contestamos a esta pregunta afirmando que la
pedagogía es, estructuralmente, un acto de producción, un proceso donde la comunidad de aprendizaje (tanto profesores como
estudiantes) construyen conocimiento. Reconocer la educación como un acto
de producción intelectual resulta una necesidad básica para la educación del
siglo XXI así como reconocer a profesores y estudiantes como productores
culturales, y no solo como consumidores de información.
Este acto de producción
queda en muchas ocasiones relegado a un segundo plano, ocultado por otras
actividades con mayor visibilidad como la evaluación, la toma de apuntes, los
deberes y otras acciones que identificamos como educativas pero que no conducen
al aprendizaje significativo sino a lo que hemos llamado aprendizaje bulímico:
tragar, memorizar, vomitar y olvidar. Para recuperar lo educativo como un
suceso verdaderamente transformador debemos de, una vez más, romper con la idea
de que aprender consiste en coger apuntes y estudiar (en el caso del
estudiante) o seleccionar un libro de texto y hablar de él (en el caso del
profesor) para reivindicar que la
producción intelectual es el núcleo central del proceso aprendizaje, que
sentir, analizar, razonar, debatir, imaginar, escribir, leer, jugar, gestionar
o estructurar son, entre otras muchas acciones, actos de producción intelectual
que constituyen la base de los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
Durante la sesión, en
primer lugar contamos con la participación de Tíscar Lara, Directora de
Comunicación en la EOI, con quien conversamos sobre cómo ella misma abordó
el reto de transformar su institución en el año 2009 mediante las tecnologías
móviles y convertir “cualquier lugar en un aula” y además que ese aula fuese transparente, compartida, abierta de
manera que cualquiera (no solo los alumnos de la EOI) pudiesen beneficiarse del
conocimiento generado. Así la EOI se convirtió en un lugar #rEDUvolutionario
donde lo importante era compartir y crear experiencias de aprendizaje
personales, biográficas donde la tecnología (por ejemplo a través de la edición
de blogs personales) no solo servía para gestionar sino para empoderar y desde
donde prolongar las identidades físicas
de los estudiantes a través de sus identidades digitales. Tras este
recorrido histórico por su institución, Tíscar nos invitó a reflexionar sobre
diferentes proyectos que, utilizando los dispositivos móviles como herramienta,
están llevando la #rEDUvolution a la práctica, muchos de ellos desarrollados
desde un grupo de profesores que trabajan en equipo desde el CRIF las Acacias de Madrid.
Desde el proyecto WAVES, donde se utilizan podcast
realizados por los estudiantes para aprender, entre otras cosas, inglés, hasta Historias de la Historia donde se
utiliza el programa Stop Motion
para recrear y reflexionar sobre la arqueología pasando por la realización del
proyecto Mapa de Ruidos, donde se
concibe a los estudiantes como investigadores que han de utilizar sus
dispositivos móviles para detectar los lugares con los índices de sonoridad más
altos de su instituto, vemos muchas de las demandas de la rEDUvolution:
visualidad y narratividad, la comunidad de aprendizaje como productores
culturales que incluso dan nombre a sus proyectos y expectativa.
Lo experiencial cobró
verdadera importancia en los dos últimos proyectos visualizados por Tíscar, Physics on the go y Filoatocha; en el primero diferentes
grupos de estudiantes aprenden física en el Parque de Atracciones de Madrid
midiendo a partir de sus teléfonos móviles las energías que se generan en las
diferentes atracciones, mientras que Filoatocha, 200 estudiantes de
bachillerato han creado un herbario del Parque del Retiro de Madrid en código
abierto. Todos estos proyectos han sido largos, costosos, necesitan de mucha
disciplina y organización, pero también están vinculados al placer, a prolongar
el aprendizaje fuera del aula, a recuperar, a fin de cuentas, la pasión por
aprender más allá de estudiar conectando las instituciones con la realidad
exterior, pasando de la isla al nodo.
Después de la pausa para comer, contamos con la
participación de Pedro Jiménez de Zemos98 colectivo cuyo objetivo es
analizar la cultura audiovisual en la era de Internet. Con Pedro conversamos
sobre una de los conceptos centrales de la Educación Disruptiva, la idea del profesor como DJ, metáfora elaborada a
partir de las teorías del crítico de
arte francés Nicolás Borriaud, quien identifica al artista contemporáneo como
DJ. Llevándonos esta propuesta hasta la pedagogía, debatimos sobre la figura
del profesor como DJ, es decir, como un productor cultural que selecciona temas
y los ordena de forma personal creando diferentes playlist para cada sesión, para cada clase.
El recorrido al que Pedro nos invitó (http://www.slideshare.net/pedrojimenez/el-profesorcomodj-reduvolution) estuvo lleno de su genio como DJ tanto en los contenidos como en la puesta en
escena, ya que nos sorprendió sacándose de la chistera un sampler (un aparato lleno de botones) que utilizan los DJ para
remezclar sonidos, desde el cual las voces de Rajoy o Alejandro Piscitelli
contestaban de manera delirante cuando Pedro prefería estar callado. Comenzamos visualizando una secuencia de la serie The Wire en la que un adolescente
reflexiona sobre la diferencia entre la necesidad de aprender a sumar para
aprobar el examen y la necesidad de aprender a sumar para vender droga: en este
segundo caso la realidad y el peligro cobran tal fuerza que sumar se relaciona
con la supervivencia dejando de lado el simulacro y la bulimia. Continuamos
utilizando diversas imágenes como escusas para repensar la tecnología y lo que
significa desde diferentes contextos, como la maravillosa foto en la que
aparentemente varios personajes fotografían un paisaje, cuando lo que está
ocurriendo realmente es que es un grupo de inmigrantes que buscan cobertura
para comunicarse con sus familias y dar fe de que han llegado su
destino….
Continuamos adentrándonos en el concepto Educación Expandida desarrollado por Zemos98, tema muy presente en
la #rEDUvolution, desde el que se
plantea que la educación sucede en
cualquier momento y en cualquier lugar, concepto que cuenta con una sería
de recursos para saber más, como el documental La escuela expandida y el libro Educación Expandida. En ese preciso
momento, la remezcla volvió a dar sus frutos cuando apareció en pantalla una
frase de Pony Bravo “Se estudia y se aprende bien lo más difícil del mundo. Quise estudiar tu cariño y no lo pude comprender por eso
ahora sufro y lloro como un niño...” Los guiños y la narratividad fruto de la
multiplicidad de mensajes que usa el DJ se vieron en este caso completados con
la música que resonaba en nuestras cabezas al tiempo que se volvía a hacer
hincapié en la remezcla visual y la lucha política revestida de humor que se
utiliza para construir MEMES o la
capacidad de la nueva red social del momento VINE, donde a través de vídeos de seis segundos de duración nos
convertimos en productores/remezcladores: magia
barata que nos invita a repensar el
roll del profesor como mago.
La pesadilla del DJ, que nadie baile su música,
que nadie la convierta en experiencia, es lo que ocurre día a día en las aulas
con respecto a la playlist que
selecciona el profesor: nadie hace suyos los contenidos que el docente
selecciona, nadie los baila. Para bailarnos y hacerlos nuestros es
imprescindible un proceso que se olvida de manera sistemática en lo educativo, la escucha activa: mediante la escucha
activa el público del DJ se apropia de la música y esto es precisamente lo que
ocurrió con el maravilloso taller diseñado por Adolf Murillo profesor de música en el IES
Arabista Ribera de Carcaixent y profesor asociado en la Universidad de Valencia. Sería incongruente hablar de profesores y
estudiantes como productores culturales y no empoderar a los participantes de
esta sesión como tales. Esta es la razón por la que Adolf invitó a los
asistentes a participar en la creación de diferentes piezas sonoras a partir de
sus dispositivos móviles convirtiendo la segunda sesión de la Escuela de
Educación Disruptiva en una potente orquesta del siglo XXI en la que muchas de
las ideas debatidas en las conversaciones fueron llevadas a la práctica.
Placer, nodos, poder y DJ’s. Estos han sido los ejes de un mes denso y pastoso,
lleno de transformaciones y micro-revoluciones
donde he aprendido que los exámenes, como la violencia, solo engendran más exámenes….Como
profesores debemos ir más allá y demostrar en la práctica que otra forma de
evaluar es posible, que debemos conectar con el exterior y utilizar la
tecnología como medio para empoderarnos como productores culturales.
1 comentarios:
Muchas gracias por las ideas para la evaluación como proceso contructivo de conomimiento y no como fin de la enseñanza
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