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2011 TIF (Talleres Inesperados en Familia) o cuando el aprendizaje sucede y yo devengo en la alumna de mis hijas


No hay nada como viajar con un acuarelista para que ocurran cosas inesperadas. En este último tramo de viaje en la Laponia Noruega, Joaquín ha encontrado tantos paisajes susceptibles de acuarelar que Sol, Paz y yo nos hemos visto obligadas a ESPERAR mientras nuestro padre/pareja pintaba. La primera vez nos aburrimos. La segunda no. Inspirada por Monsieur Voyage a quién he conocido este verano gracias a mi profe de inglés Edward Marks se nos ocurrió hacer diferentes talleres como por arte de magia.

El primero que hicimos fue una Tienda de piedras cerca del pueblo sami de Koutokeino. Seleccionamos las más interesantes que teníamos a nuestro alrededor dependiendo de su color y su textura, y las colocamos muy separadas unas de otras para trabajar la composición, la figura retórica de repetición y ver que mensajes tan diferentes transmitíamos si en vez de juntarlas las separábamos. También trabajamos los números ya que yo hice de compradora y ellas de vendedoras. Luego las tiramos al lago cercano y vimos como se alejaban las ondas. 

Al día siguiente, en la isla de Soroya sucedió el taller Me gusta/No me gusta con los tesoros (o no) que encontramos en una playa maravillosa. En No me gusta pusimos todo aquello que NO queríamos encontrar en una playa  y en Me gusta  Paz cubrió una piedra con un tapiz de algas. Otra vez comentamos los temas del color y en especial la diferencia entre la textura artificial y orgánica.  







Al final del día, Sol recolectó un montón de plumas y se construyó un sombrero alucinante.  Después de visitar Cabo Norte, paramos en el puerto de Havoysund. Allí, donde parecía que sería imposible hacer un nuevo taller ya que todos los materiales que teníamos a nuestra disposición ya los habíamos usado antes, sucedió el taller de Cómics RupestresComo siempre viajamos con nuestro kit de dibujo compuesto por rotuladores y cuadernos, cogimos los rotus y unas piedras planas bastante porosas y dibujamos una historia sobre una niña que se encuentra un lobo en un bosque y se lo come….Este taller lo conectamos al día siguiente con las pinturas rupestres del Museo de Alta donde todos aprendimos de las increíbles representaciones visuales hechas por artistas noruegos hace 6000 años.

 Esta experiencia me ha llevado a reflexionar sobre el hecho de que los principales contextos en los que se realiza investigación y literatura académica en relación a la educación artística han sido la escuela y los museos. Y creo que personas como Monsieur Voyage, Edward o Joaquín y yo nos preguntamos cómo trabajar la educación de las artes visuales en familia y en escenarios diversos como pueden ser el pasillo de aeropuerto, la sala de espera del pediatra o una playa. Cómo trabajar padres con hijos y enseñarnos cosas de manera recíproca con los materiales que tenemos a mano, sin la necesidad de comprar nada ni de tener mesas ni sillas, sin tiempos fijados, sin evaluación, sin roles establecidos, sin darle demasiado importancia al resultado y toda al proceso. Experiencias blandas, flexibles, pegajosas: aprendizaje inesperado en estado puro¿Alguien se apunta?  


3 comentarios:

Joel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Joel dijo...

He alucinado con tu post... ¡qué experiencias tan bonitas! Cuanto me falta para aprender también como padre... en nada nos pondremos en familia a improvisar alguno de estos fantásticos talleres...

Maria Antonia Uscátegui dijo...

me encanta todo lo que he visto en el blog

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