No
hay nada como viajar con un acuarelista para que ocurran cosas inesperadas. En
este último tramo de viaje en la Laponia
Noruega, Joaquín ha encontrado tantos paisajes susceptibles de acuarelar
que Sol, Paz y yo nos hemos visto obligadas a ESPERAR mientras nuestro
padre/pareja pintaba. La primera vez nos aburrimos. La segunda no. Inspirada
por Monsieur Voyage a quién he
conocido este verano gracias a mi profe de inglés Edward Marks se nos ocurrió hacer diferentes talleres como por arte
de magia.
El
primero que hicimos fue una Tienda de
piedras cerca del pueblo sami de
Koutokeino. Seleccionamos las más interesantes que teníamos a nuestro alrededor
dependiendo de su color y su textura, y las colocamos muy separadas
unas de otras para trabajar la
composición, la figura retórica de repetición y ver que mensajes tan
diferentes transmitíamos si en vez de juntarlas las separábamos. También
trabajamos los números ya que yo hice de compradora y ellas de vendedoras.
Luego las tiramos al lago cercano y vimos como se alejaban las ondas.
Al
día siguiente, en la isla de Soroya sucedió
el taller Me gusta/No me gusta con los
tesoros (o no) que encontramos en una playa maravillosa. En No me gusta pusimos todo aquello que NO
queríamos encontrar en una playa y en Me gusta Paz cubrió una piedra con un
tapiz de algas. Otra vez comentamos los temas del color y en especial la diferencia entre la textura artificial y orgánica.
Al final del día, Sol recolectó un montón de plumas y se construyó un sombrero alucinante. Después de visitar Cabo Norte, paramos en el puerto de Havoysund. Allí, donde parecía que sería imposible hacer un nuevo taller ya que todos los materiales que teníamos a nuestra disposición ya los habíamos usado antes, sucedió el taller de Cómics Rupestres. Como siempre viajamos con nuestro kit de dibujo compuesto por rotuladores y cuadernos, cogimos los rotus y unas piedras planas bastante porosas y dibujamos una historia sobre una niña que se encuentra un lobo en un bosque y se lo come….Este taller lo conectamos al día siguiente con las pinturas rupestres del Museo de Alta donde todos aprendimos de las increíbles representaciones visuales hechas por artistas noruegos hace 6000 años.
3 comentarios:
He alucinado con tu post... ¡qué experiencias tan bonitas! Cuanto me falta para aprender también como padre... en nada nos pondremos en familia a improvisar alguno de estos fantásticos talleres...
me encanta todo lo que he visto en el blog
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