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2011 Viva la Kale BArroca o cómo intervenir el espacio urbano en familia


Hoy nos hemos levantado y llovía en Madrid lo cual no ha sido impedimento alguno para que quedásemos con nuestros amigos Celia, Eli, Bea, Iñaki, Irene, Nora y Claudia para realizar una nueva serie de TIFs (Talleres Inesperados en Familia) en este caso en el entorno de la plaza de Ópera. 

El primer taller, llamado por unanimidad KALE BArroca, consistió en trabajar con un procedimiento muy utilizado por los artistas contemporáneos, el intervencionismo, y que consiste básicamente en utilizar elementos del mobiliario urbano como soporte para la realización de actividades artísticas.

El taller comenzó en el desayuno cuando hicimos una lista de las cosas que NO nos gustaban de la ciudad: no nos gustaban las cacas de perro, la basura, los coches, que haya gente pobre o que no haya más árboles. Tras la lista, hemos visto algunas obras de Bansky y hemos visto como este artista transmite sus propuestas mediante el lenguaje visual. Después del visionado, hemos cogido aironfix transparente y hemos representado aquello sobre lo que queríamos protestar mediante imágenes.

Luego henos cogido el metro y hemos ido comprobando como, además de publicidad, el suburbano está lleno de intervenciones a través de las cuales la gente protesta sobre determinadas cuestiones, como los carteles de Rubalcaba donde su cara desaparece debajo de una pegatina. 

Tras llegar a Ópera, hemos sacado todos nuestros materiales y nos hemos puesto manos a la obra: cartulina de colores, cinta de doble cara, rotuladores y las piezas de aeronfix que habíamos hecho en casa que han comenzado a organizarse de manera orgánica sobre una marquesina elegida por Celia, la diseñadora del taller. Entre todos, hemos vuelto a trabajar las protestas y a explicar los conceptos que sustentan el intervencionismo como arte. 


Luego nos hemos ido enfrente del palacio real. Allí, escondidos por la profundidad de los jardines, hemos creado el taller ANTI ÁRBOL DE NAVIDAD. También en señal de protesta contra la tala innecesaria de árboles, hemos tirado diversas cintas de colores entre las ramas de un gigantesco magnolio creando una decoración efímera, preciosa y muuuy barata. Ya era la hora de comer. Celia y Elí nos han regalado con un sabroso arroz, morcillo estofado y tarta de chocolate. Después de jugar y de hablar, hemos vuelto al lugar donde han sucedido nuestros talleres para ver que había ocurrido: mientras que el magnolio permanecía casi intacto, nuestra marquesina había sido intervenida por nuevos artistas que han pegado al cristal un plátano o que han escrito nuevas protestas.



Hemos protestado, hemos trabajado con materiales contemporáneos y efímeros, hemos creado entornos diferentes en lugares cotidianos y hemos hecho rizoma con gente que no conocíamos: definitivamente hemos aprendido y una vez más hemos demostrado que la educación artística no son manualidades.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

ene! con familias así (con fundamento) los talleres para familias en museos tienen el listón por la nubes. aupa la kale barroca y las intervenciones urbanas en familias!

María Corcuera dijo...

María, madre mía, madre mía. Que os pueden estar viendo menores... La marquesina ha quedado chula aunque se nota el miedo a la persecución porque no habéis trabajado el peso de la composición todo lo que se espera de vosotros. Y el arbolito navideño... Pues abajo los leds y vivan los spider nets de colores. Enhorabuena por vuestro trabajo. Espero que la próxima intervención TIF no sea sobre rejas, besitos.

maria dijo...

jajajajaja!!! maría, no te asustes que no nos paso nada. sabes lo que pasa? que yo estoy harta del dualismo de los ayuntamientos con respecto a lo que ocurre en los paredes de la ciudad: por qué la publicidad es legal y el arte no? solamente por que los anunciantes pagan? Esta reflexión la hicimos con nuestras hijas antes de acometer nuestra acción y....la entendieron perfectamente.

María Corcuera dijo...

Claro María, es que el arte no es arte hasta que aparece en la Wikipedia y entonces y solo entonces hay que encerrarlo en los museos para que la gente de a pie, en el día a día no empecemos a cuestionarnos cosas, que sería FATALLLL.

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