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Maqueta del aula donde sucedió Esto No Es Una Clase |
Esta semana ha sido una
semana de finales que parecen principios. Hemos terminado por un lado el
trabajo de campo del proyecto Esto No Es
Una Clase (desarrollado en la asignatura Bases Didácticas para la Educación Artística del Grado en Bellas Artes) y también
estamos terminando la asignatura Métodos
y Procesos de las Artes Plásticas en el MESO (Master de Educación
Secundaria Obligatoria de la UCM). Para seguir con la retórica de los
finales, el FIN de semana hemos ido
el grupo de familias que organizamos los TIF
(Talleres Inesperados en Familia) a ver la exposición Da Vinci el Genio. La
estructura que ha rodeado a estos tres eventos tan dispares, ha sido la
presencia del pensamiento crítico en
todos ellos.
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¿Quiénes son alumnos y quiénes profesores? |
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Elienígena llorando por que se acaba la asignatura |
La última sesión del
proyecto Esto No Es Una Clase sucedió
el miércoles y consistió básicamente en una sesión de autoevaluación, la evaluación
de la propia asignatura, la destallerización
y la presentación de una sorpresa final.
Todos teníamos las caras largas porque gracias al #edupunk, realmente hemos
conseguido pasar de la clase a la reunión. Esta sensación de nostalgia por la asignatura que se
acababa, creo que era nueva tanto para el equipo de nodocentes, como para la
mayoría de los no noestudiantes y tiene mucho que ver con la creación de una comunidad de aprendizaje más horizontal,
donde el poder se ha repartido y el aprendizaje ha surgido, no como una
imposición, sino como una consecuencia. Conectada con este hecho, ha surgido la sorpresa fin de curso: la de organizar
Esto No Es Una Clase Temporada II una verdadera no-asignatura desarrollada
por los integrantes que quieran dar continuidad a esta comunidad, en la que nos reuniremos por el placer de aprender y
de enseñar mas allá de las estructuras educativas formales.
Para terminar, no me puedo
despedir sin comentar la experiencia que supuso la visita a las salas y al taller
infantil de la exposición Da Vinci el
Genio (el título ya me pone de mal humor, porque consiste en la
magnificación del término genio, en oposición a la ausencia de la palabra genia) que tiene lugar en las salas del Canal de Isabel II en Madrid y que
recomiendo o no ir a ver, o ir a ver con
el espíritu crítico muy aguzado. Toda la experiencia fue relatada el sábado
11 de Febrero en mi cuenta de Twitter con el hastag #TIF: nos cobraron 20€,
pasamos como delincuentes por un detector antimetales, nos obligaron a no
hablar y desconectar el móvil y mucho más, para que luego nuestras hijas
hiciesen un “taller de arte” que consistió en colorear una fotocopia de la Gioconda….
Sin un desarrollo profundo
del pensamiento crítico ninguno de estos tres sucesos hubiesen acaecido de la
manera en que lo han hecho: los estudiantes de ambas asignaturas acabarían siendo docentes
reproductores y las familias asistentes a la expo hubiésemos aprendido de forma
invisible que el genio creador es solo cosa de hombres:
creo que la labor más importante de un educador, trabaje en el contexto
que trabaje, es inculcar la semilla del pensamiento crítico en los demás, inculcar la sospecha sana a partir de la cual se desarrollen procesos
regenerativos desde los que podamos crear otras realidades. Este es el núcleo
principal de una educación contemporánea
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