Considero que una de las
necesidades más urgentes que tenemos como profesoras de arte es que los estudiantes
con los que compartimos la experiencia de aprendizaje, entren en contacto con las prácticas artísticas emergentes,
aquellas que se llevan a cabo de manera paralela a nuestras vidas y que por lo
tanto comparten muchas de las características de nuestras experiencias
contemporáneas. Y uno de los conceptos relacionados con este tema que me
obsesiona es la idea de postproducir,
la idea de que hoy crear es trabajar con
las ideas de los demás sabiendo “apropiárselas y habitarlas” (14).
En Postproduction
Bourriaud afirma que:
“Para
ellos (los artistas contemporáneos) no se trata ya de elaborar una forma a
partir de un material en bruto, sino de trabajar con objetos que ya están
circulando en el mercado cultural…Las nociones de originalidad (estar en el
origen de) e incluso de creación (hacer a partir de nada) se difuminan así
lentamente en este nuevo paisaje cultural formado por las figuras gemelas del
DJ y del programador, que tienen ambos la tarea de seleccionar objetos
culturales e insertarlos dentro de contextos definidos” (7-8)
Esta obsesión hace tiempo
que se la llevo contagiando a mis hijas a través de lo que denominamos TIFS o Talleres Inesperados en Familia,
microproyectos de arte contemporáneo en los que intento reunir las tres
características que desde mi punto de vista ha de reunir una educación artística contemporánea:
conocimiento, creatividad y proceso. Así que, en cualquier momento y en
cualquier lugar, sin tener que ir a comprar material pero, eso si,
reflexionando durante largo tiempo, aprovechamos los charcos, las salas de embarque de los aeropuertos o las algas de la
una playa para producir o más bien, para postproducir de manera que, tal
como recomienda Borriaud no les pregunté
“¿Que es lo nuevo que podemos hacer?” , sino “¿Qué podemos hacer con?” (13)
y lo que teníamos a mano no era un trozo de plastilina, ni unos rotuladores, ni
un envase de yogur, sino UNA MUDANZA,
una experiencia perfecta para trabajar la
memoria.
Empezamos analizando con
como determinados objetos nos sitúan en
planos de memoria diferentes: algunos nos proyectan y nos empoderan
mientras que otros nos desestabilizan y nos repliegan dependiendo de los
recuerdos que construyamos entorno a ellos. A partir de esta idea de recuerdo y olvido, cada una de ellas
decidió elegir dos objetos: uno para llevarlo a la nueva casa y recordar y otro para dejarlo en la casa vieja y olvidar. Los que seleccionaron fueron:
PAZ
Globos de colores rellenos de agua: llevar y
recordar
Manta de flores amarillas: dejar y olvidar
SOL
Zapatillas de Sandía: llevar y recordar
Tronco de abedul: dejar y olvidar
En cambio, el tronco de abedul que
decidió olvidarle recordaba a una tormenta en un lago cercano donde empezaron a
caer rayos con tal intensidad que llegamos a peligrar por nuestra vida. Para
Paz los globos de colores rellenos de
agua representan parte de un proyecto de larga duración que ha estado
realizando en la casa vieja y desea continuar en la nueva. Es un proyecto
relacionado con la capacidad de crear charcos en los lugares que a ella le
interesan, como si los globos fuesen una forma de generar charcos portátiles. Por otro lado, la manta de flores amarilla con la que se ha estado tapando estos
últimos cinco meses, la relaciona con el frío
y la nieve, esa nieve que nos ha acompañado de Enero a Mayo diariamente y
que decididamente quiere olvidar. Ha sido muy interesante recomponer los
significados de los objetos con ellas y entenderlos como conectores
sentimentales más que como formas físicas neutras.
Para visualizar el
proyecto decidimos entre todas hacer una instalación con los todos los objetos,
su representación mediante dibujo y su representación mediante foto. Este
proceso nos abrió la posibilidad de hablar de los diferentes niveles de iconicidad del lenguaje visual y como las herramientas elegidas transforman
por completo el resultado de aquello que estamos postproduciendo. Utilizando
las imágenes como alfombra y recurriendo a las formas ya producidas de los 4
objetos seleccionados, creamos “una red
de significados, inserción en los innumerables flujos de la producción” (13).
La Tipología de la
posproducción que Borriaud establece abre hasta el infinito las posibilidades creativas de la obra de arte,
algo muy importante para los procesos contemporáneos de educación artística la
mayoría anclados en materiales y procedimientos que necesitan materiales que
realmente los artistas contemporáneos no usan. Es el momento de que en nuestras
actividades como educadoras, empecemos a:
- a. reprogramar obras existentes
- b. habitar estilos y formas historizadas
- c. hacer uso de las imágenes
- d. utilizar la sociedad como un repertorio de formas
- e. investir la moda, los medios masivos
“Todas estas prácticas
artísticas….tienen en común el hecho de recurrir a formas ya producidas.
Atestiguan una voluntad de inscribir la obra de arte en el interior de una red
de signos y de significaciones, en lugar de considerarla como una forma
autónoma u original” (13) Esto ha sido MOVE,
una forma de replantearnos las artes visuales como un sistema de
re-codificación que volverá a ser codificado y que adquirirá los contenidos que el
espectador o espectadora sean capaces de estructurar.
4 comentarios:
Muy bueno!
genial!
me recuerda mis épocas de estudiante de artes, cuando mis niños eran pequeños y la vida era una verdadera perfomance y la casa, sala y happening diario!
Es buenísimo! Y buenísimo el blog que acabo de descubrir..felicitaciones
¡Hola! Desde venezuela acabo de ver tus videos y me han parcido muy interesantes tus propuestas. Soy docente especialista en teatro y apenas ahora discutimos acerca de la importancia del arte y la cultura en la jornada pedagógica.
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