Durante los ya casi doce años que llevamos
viniendo a Almería, hemos ido
recogiendo cuidadosamente de las playas desiertas restos de las cajas de pescado que llegan hasta
nosotras destrozadas por el mar. Son cajas de madera que, claramente pertenecen
a otra época, y de echo, cada vez encontramos menos por que han sido
sustituidas por cajas de plástico.
Las cajas de madera pertenecen a las
diferentes cofradías de pescadores
que transitan la zona de manera que, junto con representaciones de peces y
frases más menos explicatorias (Atún Fresco, Puerto de Mazarrón, Virgen del
Carmen), nos llegan restos de un mundo
completamente diferente al que hoy estamos viviendo. Empezando por el material
(madera), pasando por los tamaños (cajas pequeñas) y siguiendo por la estética
elegida: representaciones de pescados mediante estampaciones a dos tintas, estos receptáculos pueden ser entendidos como
los restos del naufragio de la
modernidad, como vestigios de una vida
pasada que será imposible que vuelva, como señales de un tiempo anterior. Con todo este material
tanto físico (las cajas) como simbólico (el cambio de paradigma) decidimos
hacer un TIF (Talleres Inesperados en Familia).
Empezamos realizando un proceso que duró varios días y que realmente había empezado varios
años antes, cuando recogimos las maderas en las playas. El siguiente paso
consistió en reflexionar sobre el valor
que tenían para nosotros estas cajas, en por qué las recogíamos, y allí fue
donde afloró el tema del tiempo, por
que esas cajas representaban, también para mis hijas, un tiempo pasado, un
tiempo hecho a mano, con materiales naturales, donde se pescaba de forma
artesana y donde los pescadores se
reunían en cofradías en vez de en empresas.
Una vez elegido el tiempo como elemento
conceptual del taller, lo siguiente consistió en pensar en cómo representar el
cambio con el material del que disponíamos, así que la idea que surgió fue la
de pintar las cajas viejas con animales
nuevos, animales más bien
posmodernos que surgían de la mezcla de calamares con musarras, de erizos
con anémonas, de personajes
hiperreales con los bichos reales que vemos cuando buceamos. Los tonos
también fueron elegidos cuidadosamente: morados y negros en vez de los azules y
rojos ya que el color es una buena
herramienta para diferenciar dos opuestos.
Después de pintar, comenzó la parte más
física del proceso y donde conectamos el aprendizaje con temas de género, por que mis hijas de 5 y 8 años, serraron, martillearon y
taladraron las maderas, realizando tareas que muchas veces nos da miedo que
acometan los niños y que, en muchos casos, nunca realizan las niñas ya que
forman parte del imaginario del trabajo
masculino.
Satisfechas con el trabajo, dispusimos los
resultados encima de una mesa….y allí siguen por que tampoco es necesario llegar siempre un final cerrado de inmediato,
quizá encontremos qué hacer con estas tablas mas adelante o quizás no lo
encontremos nunca….
Proceso, creatividad y conocimiento trabajados, en algunas partes del proceso, con las manos y en
otras, sin ellas. Manualidades creativas, intelectuales, que nos hacen reflexionar,
pensar, que nos hacen tocar, mezclar, elegir con significado, que duran mucho tiempo y
que nos dan la oportunidad de descubrir que unas cajas de pescado pueden
entenderse como un material super potente que no hace falta comprar, que se
convierte en soporte por que nosotras lo decidimos como tal. Arte
contemporáneo, cultura visual, producciones infantiles: por que el aprendizaje
y la educación también suceden con cajas de pescado.
2 comentarios:
Estupendo post María. Claro que el arte se hace con las manos, pero también con la cabeza y el corazón, reflexionando, imaginando, creando y emocionándose como ha sucedido en este TIF. Hay otro elemento importante para la reflexión en tu post: el de la finalidad de lo creado y la dicotomía proceso-producto. Una buena lectura de verano.
me he encantado!!! gracias.
http://programamitoart.blogspot.com/
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