Reflexionando sobre las similitudes entre los actos pedagógicos y los gastronómicos, empecé a aderezar los unos con los otros de manera que surgieron términos como: croquetas pedagógicas, huevos curriculares, tortillas didácticas o gazpachos colaborativos…y pensé que introducir la comida como elemento disruptivo en el aula podía ser considerado como un hecho que va más allá de lo democrático (por que comer en la universidad española ha sido un acto cuando no directamente prohibido si que muy mal visto y dejar que los estudiantes coman o beban es ya en si mismo una actividad bastante innovadora) para empezar a ser considerado como un recurso que directamente mejora el aprendizaje….
Vinculamos la comida con un acto lúdico, relacionado con el placer y la pasión: cuando compartimos aunque sea un café con otra persona, nos relajamos, nos reímos, nos abrimos a los demás y dejamos que los demás se abran a nosotros, enlazamos ideas con mayor facilidad, nos volvemos mas creativos. Transformamos o al menos lo intentamos, el diálogo comunicativo en el diálogo analítico. Todo esto suele ocurrir en un bar o en el salón de una casa: ¿por qué no reproducir este efecto mágico en el aula? Por eso quizá las mejores ideas tienden a venir cuando estamos bebiendo o comiendo y, en líneas generales, cuando olvidamos la parte crispante del proceso educativo, los corsés, la rigidez normativa que nos impide movernos, que hace de nuestro cuerpo pasto del aburrimiento, que decapita nuestra pasión por el aprendizaje. Y resulta que, si comemos mientras disfrutamos de un acto pedagógico, resulta que potenciamos todo lo que acabamos de decir y que ¡parece increíble! está prohibido que hagamos en clase, en el museo, en la conferencia…..
Debemos de empezar a reivindicar el acto de comer como un recurso pedagógico disruptivo que impulsa el aprendizaje, además de por la introducción del gusto (ese sentido tan olvidado en el aula), por la enorme cantidad de metáforas beneficiosas que connota: relajación, conversación, creatividad, flujo, conocimiento, relación, colaboración…Creo firmemente en que debemos de luchar en pos de la CROQUETIZACIÓN del aprendizaje. Y si las croquetas son de la abuela de Clara, mejor que mejor.
3 comentarios:
Mi abuela está emocionada. Dice que te de las gracias que le ha gustado mucho el detalle y añade "me emocionan mucho los detalles"
En realidad eso pasa muchas veces, nos cuesta dejar el tradicionalismo,¿por qué no arriesgarse con nuevas propuestas? Debemos arriesgarnos y experimentar innovaciones en pro de la educación. No ser tan cuadrados en nuestra labor docente y tal vez logremos sorprendernos con los resultados. Intentemoslo!!! Gracias por las aportaciones. :D
Estupendo post, pero creo que si empezáis a ver posibles pedagogías en croquetas y demás viandas debeis tomaros unas vacaciones ya!!
Por lo demás, no se hasta que punto sería innovador o pasaría de ser un "recurso" a ser una "excusa". Cada día me planteo más que la linea divisoria entre ambas es muy delgada y cada vez que pienso en como crear una actividad me creo un poco de "paranoia" pensando en este dilema ; )
Feliz verano a tod@s!!
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