El pasado viernes tuvo
lugar en MataderoMadrid la presentación del libro Pedagogías invisibles: el espacio del aula como discurso que el
colectivo Pedagogías Invisibles hemos realizado para visibilizar las teorías
que acompañan a nuestras prácticas. El libro se divide en tres grandes
apartados: en el primero nos explicamos como grupo de investigación preocupado por la creación de otra educación
artística, revisamos quiénes somos y cómo, desde la confluencia del curso
de doctorado Didáctica de la sospecha
(2008) hemos sentido la necesidad de trabajar al margen de las instituciones
creando redes colaborativas para generar nuestras tesis/investigaciones que
entendemos como un rizoma común
inacabado en vez de propuestas individuales completas.
En el segundo bloque Edgardo Donoso y yo abordamos la parte
teórica del tema: desde la semiótica
general nos movemos hasta la semiótica visual y de allí giramos hasta la pedagogía para entenderla como un acto semiótico donde lo invisible cobra
mucha más importancia que lo visible. Las pedagogías invisibles, como
podréis leer a lo largo del libro, resultan de un híbrido entre semiótica y
pedagogía de manera que podemos decir que es un término que nace dentro del
seno de la Educación Artística pero que se debe desplegar hacia cualquier
proceso relacionado con la educación. Nuestro libro trata de procesos
semióticos que deberían instaurarse en la cotidianidad y en cualquier campo de
estudio por que cuando analizamos una película o la indumentaria de alguien,
estamos realizando un análisis semiótico. Lo que queremos poner encima de la
mesa y lo que nos preocupa como colectivo es que estos procesos de análisis semiótico no se lleven a acabo en lo pedagógico,
que estén más o menos consensuados en las artes, en la publicidad o en los
estudios fílmicos pero que, en cambio, en los contextos educativos, (ya sean
formales o informales, ya sean en la escuela o en nuestra propia casa) no esté
entendido como hábito el proceso de reflexionar y analizar sobre los usos
del lenguaje y, de forma específica, del lenguaje visual. Tras este cruce y
varias ideas intermedias, nos atrevemos a definir las pedagogías invisibles
como: “El conjunto infinito e
incontrolable de microdiscursos que suceden y/o que no suceden a la vez en un
acto pedagógico, que acontecen en un segundo plano (latente e inconsciente)
dirigidos hacia un destinatario ideal y que transforman el cuerpo y la mente de
los participantes del acto pedagógico en cuestión”. Conceptos como
direccionalidad, currículum opaco o lapsus educativo sazonan un texto en el que
hemos huido de lo críptico.
La última sección (coordinada
por Clara Megías) aborda el método a partir del cual todo aquel que
desarrolle un acto pedagógico puede trabajar las pedagogías invisibles y
expone 13 casos de estudio donde los
diferentes miembros de Pedagogías Invisibles exponen sus trabajos Julia Rico, investigadora especializada
en arquitectura escolar y profesora de la ESO, analiza aspectos relacionados
con la arquitectura de los institutos públicos españoles y sus similitudes con
otro tipo de centros públicos: las instituciones penitenciarias. En segundo
lugar, Rosa Alonso y Emma Manso, ambas docentes de la ESO e
investigadoras especializadas en la retórica como formato pedagógico la primera
y en la incorporación de la cultura visual como contenido y sistema de
producción la segunda, nos hablarán de las pedagogías
invisibles de las normas que regulan el comportamiento en los centros y los
miedos que impiden al profesorado cuestionarlas o romperlas. El tercer estudio
de caso se sitúa en un centro concertado en el que Diana Montoya y Carol Muñoz,
investigadoras sobre la formación tecnológica de docentes la primera y sobre las
relaciones entre el centro comercial y los museos la segunda, señalan la
pomposidad del Salón de Actos y la necesidad de un espacio multidisciplinar que
lo sustituya. En cuarto lugar, Noemí
López, profesora de secundaria e investigadora entre las interacciones
entre el lenguaje visual y el musical, nos lleva al Aula de Música de un
instituto público donde reflexionaremos sobre por qué los alumnos odian tocar
la flauta dulce y, en último lugar, Lucía
Sánchez, investigadora especializada en innovación evaluativa y profesora
de la ESO, realiza una revisión de la evaluación y el sistema de calificación
actual, convirtiéndolo en una auténtica subasta de notas.
De la ESO nos pasamos
a un campo educativo emergente: la educación en museos de artes visuales donde David Lanau (educador de museos
e investigador centrado en la problemática de las visitas guiadas) analiza las
pedagogías invisibles la metodología citada, y su violencia oculta bajo un halo
de hospitalidad y amabilidad, mientras que Eva
Morales (educadora de museos e investigadora sobre metodologías para
adolescentes en museos de artes visuales) nos descubre cómo las audio-guías
transforman a través de nuestro cuerpo la experiencia de visitar el museo. Por
último, Andrea de Pascual (también
educadora de museos y especialista en el conflicto como herramienta de
participación) desvela las contradicciones de los talleres de familia, en los
que no sólo no se fomenta la intervención de todos los asistentes, sino que
tampoco se adaptan a la realidad de la familia de la sociedad actual.
Los dos últimos casos de estudio nos
trasladan a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid
con dos casos relacionados con el Departamento de Didáctica de la Expresión
Plástica. El primero de ellos, narrado por Alberto
Marrodán, investigador especializado en las relaciones entre las redes
sociales y el aprendizaje en la educación superior, describe un proyecto
desarrollado en la asignatura Bases Didácticas para la Educación Artística
denominado “Esto no es una clase” en el que un equipo de docentes trataron de
buscar nuevas metodologías al margen de los academicismos imperantes. En el
segundo caso, Noelia Antúnez y Noemí Ávila (ambas profesoras ayudantes
del departamento citado e investigadoras sobre arte y salud y estrategias
metodológicas alternativas en los museos de artes visuales respectivamente) nos
cuentan la historia del Mupai (Museo Pedagógico de Arte Infantil), un museo
universitario que ha pasado de ser un espacio expositivo al uso a un
laboratorio de experimentación en Educación Artística.
Volviendo a la
presentación en Matadero, el dispositivo que creamos visibilizó a los
asistentes en productores culturales: en primer lugar les invitamos a hacerse una foto en una representación
tridimensional de nuestra silla regenerativa; en segundo lugar les animamos
a dibujar una silla, su silla
particular, para crear un archivo entre todos, y en el último paso, les
animamos a compartir sidra y empanada en
nuestra voluntad de convertir los actos pedagógicos en reuniones.
Entremedias del mural y la merienda, contamos con las personas que han hecho posible
nuestro trabajo durante estos primeros cuatro años de andadura: Pepe de la Peña, quien desde Fundación
Telefónica ha apoyado nuestras labores de investigación, Antonella Broglia quien desde la organización de TEDx y Pública
12 ha colaborado con la difusión de nuestro trabajo y Manuela Villa que, como coordinadora de contenidos de Matadero nos
ha dado la oportunidad de desarrollar nuestro trabajo de producción en
diferentes formatos.
Pepe puso como ejemplo una
de las frases que mas le gustan (de entre todas las que ha encontrado
twitteando por la noche) y que expresa la voluntad del director de Honda por
rodearse de gente que no entiende ya que eso le permitirá superar los límites
de su inteligencia. Citando este ejemplo, demostró
la confianza puesta en nosotros y nuestras metodologías, quizá no muy
comprensibles como todos los inicios de los procesos de innovación. Manuela
enfatizó en uno de nuestras metas: la de
posicionar la pedagogía al mismo nivel que otras prácticas culturales como el
comisariado entendiendo el trabajo de Pedagogías Invisibles en Matadero como
una práctica cultural más en vez de una práctica cultural al servicio de.
Por último Antonella explicó como entendía el libro: como un lugar desde el que
fortalecer el pensamiento crítico que
debe de ser ejercitado de forma de cotidiana, como un hábito que debemos de
desarrollar todos los días. Según Antonella, el problema de las pedagogías
invisibles no es que sean buenas o malas es que son INVISIBLES y por eso es tan
importante desarrollar procesos de enseñanza aprendizaje para su visualización.
DETECTA ANALIZA TRANSFORMA
DESHAZ LO INVISIBLE
1 comentarios:
"Agitadores de conciencias", cuánta falta hacéis en estos tiempos. Muchos ánimos y a seguir trabajando, a seguir investigando en vuestros proxectos realmente innovadores y productivos para los ámbitos educativo y artístico. Saludos, Juan Valiño.
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