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2014 Ir a la escuela para aprender a pensar en vez de ir a la escuela para aprender a aburrirte: la emoción como elemento clave del proceso de aprendizaje


Recordemos nuestras clases y seamos lo más objetivos posibles. Recordemos la sensación narcotizante que sentíamos al entrar por la puerta, al tirar la mochila en el suelo, al sentarnos en la silla de la forma más dejada posible. Recordemos las expectativas que habíamos desarrollado sobre las interminables ocho horas de aburrimiento, de antiparticipación, de convertirnos en un elemento tan triste y tan incómodo como el aula que nos albergaba… Recordemos el tedio, la inmovilidad y el (des)aprendizaje. El cuerpo es el gran olvidado de la pedagogía. La educación tradicional normativa nos ha hecho creer que lo que verdaderamente importa es la cabeza, lo intelectual, el pensamiento, todo lo que sucede en la parte superior de nuestros organismos de manera que poco o nulo interés ha mostrado por lo que hay más allá de lo que sustentan nuestros hombros…


Por todas estas razones, en la cuarta sesión de la #Escuela Educación Disruptiva hemos querido trabajar a fondo los capítulos tres y cuatro de #rEDUvolution y llevar las emociones hasta el aprendizaje. De la misma manera que en las sesiones anteriores hemos reivindicado trabajar en el aula con recursos que normalmente están vetados como los dispositivos móviles y las redes sociales, en la cuarta sesión celebrada el sábado veintidós de marzo, trabajamos el diseño, la arquitectura, las emociones y el humor, de manera que seamos capaces de incorporarlas en nuestra práctica docente como herramientas habituales.

Cometas (Rosan Bosch)

Los espacios y el mobiliario en la educación tradicional no solo son recursos olvidados sino que, por el contrario, constituyen recursos que parecen diseñados para impedir el aprendizaje: todos recordamos sillas en las que es imposible estar sentado más de media hora, mesas que sirven como barreras, una iluminación artificial que produce dolor de cabeza, puertas ruidosas que están siempre cerradas… La #rEDUvolution invita a todos los docentes, a todos los directores de escuelas y especialmente a los legisladores que distribuyen los recursos económicos, a repensar cómo deberían ser los espacios educativos. De la misma manera que resulta un lugar común que aeropuertos, bancos o museos deben de ser lugares efectivos y hermosos, debemos  reivindicar el papel decisivo de la arquitectura y el diseño en la educación, lo que Loris Malaguzzi (el genial impulsor de las escuelas de Reggio Emilia en los años 60) denominaba como EL TERCER PROFESOR y es que cuestiones como el mobiliario, los suelos, la temperatura o la ventilación (es decir, el ambiente) son factores clave y afectan al proceso de aprendizaje de manera profunda.


La cuarta sesión de la #EED comenzó con la recuperación del diseño como una herramienta profundamente relacionada con el acto de aprender, tema desarrollado por la diseñadora holandesa afincada en Copenhague Rosan Bosch la cual, curiosamente, fue educada en un centro Montessori hasta que tuvo 12 años.  Rosan tuvo un momento eureka cuando un buen día les preguntó a sus hijos qué era lo que más les gustaba del colegio y ellos respondieron que lo que más les gustaba era el recreo. Desde entonces, y teniendo en mente que (aunque parezca increíble) los niños van a la escuela para aprender a aburrirse, el principal objetivo del trabajo de Rosan ha sido crear espacios que consiguan que los niños vayan a la escuela para aprender a pensar, por lo que resulta imprescindible que les guste ir a todas las actividades programadas y no solo al recreo.


Rosan considera la curiosidad y los retos como elementos centrales en el aprendizaje y para que los estudiantes solucionen los problemas que los retos conllevan, son necesarios espacios que estimulen el cuerpo y permitan el movimiento, espacios que fomenten el aprendizaje y la emoción en vez de espacios narcotizantes. Rosan se da cuenta de que lo importante es crear ambientes donde la comunidad educativa aprecie el reto y les devuelva la pasión por aprender. Así que su trabajo se puede resumir en tres palabras:

diseñar para motivar

En el año 2006 la Ordrup School de Copenhague http://www.designshare.com/index.php/case-studies/ordrup-school/ decide hacer la #rEDUvolution cambiado algunos elementos del mobiliario y los espacios, pero el resultado no funcionaba: los profesores estaban estresados, el aprendizaje no fluía y los padres sacaban a los niños de la escuela. Hasta que llegaron Rosan y Rune Fjord (arquitecto con el que en ese momento trabajaba) y establecieron seis meses de investigación con estudiantes y profesores previos a cualquier cambio. En este proceso se incluyeron dos elementos clave: unas alfombrillas creadas con recortes de moqueta que los niños transportaban de forma fácil hasta cualquier lugar y notas adhesivas donde se dejaban frases del tipo “Me gusta mucho esta mesa por su color”. Con toda  la información recogida durantes estos seis meses, la comunidad de la escuela reconoció el diseño como un factor clave, reconoció la importancia educativa del espacio y del mobiliario sin la necesidad de que los cambios les fuesen impuestos desde fuera, de manera que el aprendizaje en este casó fluyó y la Ordrup School se convirtió en una escuela referente. 


Tras la experiencia del Ordrup School, Rosan fue contratada por la red de escuelas públicas suecas Vittra en 2011 para rehacer por entero los espacios y el mobiliario de una de sus sedes, una escuela con 250 estudiantes de 6 a 12 años de edad, organizados en grupos de 10, que trabajan de forma simultánea (sin paredes ni aulas) y donde cada niño tiene un portátil con el que se tira por el suelo o se relaja en un sofá de manera que no son tan importantes las mesas y las sillas. Las escuelas Vittra se han convertido en un referente mundial, en uno de los ejemplos más interesantes que demuestran la importancia del diseño en el aprendizaje. 


En el trabajo de Rosan lo más interesante desde mi punto de vista es el componente intelectual y teórico, los objetivos que persigue mediante el concepto de adaptabilidad: el mobiliario y los recursos se adaptan al aprendizaje por lo que cambian dependiendo de la función que se requiera de ellos. Por ejemplo, necesitamos trabajar en grupo, pues cogemos mesas y sillas y nos organizamos en islas; que hay una presentación de proyectos, nos vamos a la Montaña y escuchamos por turno a los oradores; que hay que procesar unas fotos, sacamos unas esterillas y nos tumbamos en el suelo con nuestro portátil…El espacio se adapta al aprendizaje y facilita una educación individualizada, emocionante, una educación motivadora que te expande y te energiza; un tipo de aprendizaje Kite Education en oposición a la Rubber Band Education: mientras que la primera metáfora establece una imagen donde la cometa es el niño que se mueve libremente y que ocasionalmente es recogido por el adulto, la Rubber Band Education lanza y recoge a los niños una y otra vez sin permitirle ni el más mínimo grado de libertad. 

Jirafas (Francisco Mora)

Rosan acabó su exposición y Francisco Mora (autor del inspirador libro Neuroeducación: solo se aprende lo que se ama) y yo nos subimos al escenario. No pude más que empezar nuestra conversación con una frase que le había escuchado recientemente a Fernando Savater “La escuela es el lugar para aprender la razón: las emociones han de quedarse en casa”. Francisco resultó de mi misma opinión: Savater está totalmente equivocado.



Empezamos conversando sobre qué es la Neuroeducación: la necesidad de extraer los conocimientos que aporta la neurociencia cognitiva en conjunción con la psicología y llevarlos a las aulas con la finalidad de aprender y enseñar mejor. Esta ciencia ha llegado a la conclusión de que: “Hoy sabemos que la letra con sangre no entra. El castigo, el dolor como método para aprender es un método primitivo, consustancial con la supervivencia en otros tiempos duros de la humanidad. Pero lo ciertos es que hoy en los colegios nadie se juega la vida. Por eso se debe y se puede enseñar a través de la alegría, porque conocemos bien los sustratos cerebrales de esos procesos ”.


Me resultó verdaderamente esclarecedora la parte de la conversación en la que explicó la importancia de empezar las clases de forma provocadora, mediante una frase, un dibujo (o la existencia de una jirafa que entrase por una puerta del aula y se fuese por otra), ya que es algo que la #rEDUvolution demanda mediante el término detonante y que llevo utilizando en mis clases desde hace tiempo. Paco defiende que la enseñanza efectiva solo puede ser afectiva, porque los afectos mejoran la atención y sin atención no hay aprendizaje. Es imprescindible evocarla con mecanismos que la neurociencia empieza a desentrañar como la  expectación, lo inesperado y la sorpresa, potentísimos activadores de estímulos cerebrales que consiguen desarrollar la curiosidad, la atención y la motivación.



En sus últimas palabras antes de terminar, Paco dejó bien claro que necesitamos crear una nueva profesión, la de neuroeducador: una profesión que necesitará aprendizaje constante y actualizado por lo que es urgente impulsar a los gobiernos a desarrollar nuevas políticas educativas y la necesidad de aumentar la inversión económica en educación y en concreto en una formación disruptiva del profesorado. 

Codazos (elii)


Tras la comida la sesión continuó con el taller Aula Ficción o Ficciones Pedagógicas Negociadas desarrollado por el colectivo de arquitectos elii (everyday life invents itself) compuesto por Uriel Fogué, Eva Gil y Carlos Palacios. elii es una oficina donde la arquitectura se entiende como una representación del conocimiento a través de las estructuras, lo que la liga de manera profunda con la pedagogía. En la presentación del taller y tras explicarnos algunos de sus proyectos http://www.elii.es, nos hablaron de la nudge architecture (arquitectura del codazo), un tipo de arquitectura no resuelta que en vez de imponer, da una oportunidad al habitante, espacios que gestionan las tomas de decisiones de manera diferente a como hacen los espacios tradicionales que resultan fundamentalmente impositivos. elii trabaja desde una arquitectura del aviso, de la oportunidad, de la alternativa, creando lugares con direccionalidad abierta que enseguida me recordaron a Elizabeth Ellsworth y a las pedagogías regenerativas que invitan al profesor a diseñar modos de direccionalidad pedagógica abiertos en lo que se podría denominar como nudge pedagogy.


Y tras la presentación, llegó el momento de #aulaficción en el que invitaron a la audiencia a fantasear, no sobre el aula necesaria, sino sobre el aula deseada: quizás deseemos agua en el aula y por lo tanto se haga necesario un jacuzzi, o quizás queramos que nuestra clase se desarrolle en un vagón de metro para potenciar la sensación de provisionalidad….Ficcionar sobre lo imposible, hace lo posible más cercano y esto fue precisamente lo que los asistentes construyeron en el suelo al más puro estilo Dogville.


Neuromeriendas (Joaquín Reyes)

La emoción de la sesión iba en aumento y, en consecuencia, también iba en aumento el aprendizaje. La audiencia esperaba el final con verdadera expectación, ya que Joaquín Reyes, el gran cómico, ocuparía la última conversación. Introducir a Joaquín Reyes en una sesión sobre pedagogía ha sido uno de los momentos álgidos de mi carrera en mi constante intención por salirme de lo normativo e hibridar las ciencias de la educación con otros mundos. Y es que el humor está en absoluta conexión con la emoción y es algo que falta en las aulas. Reivindicar el humor como una herramienta pedagógica no es una demanda banal porque reivindicar el humor es reivindicar el placer, la generación de endorfinas y de dopamina, sustancias relacionadas con la experiencia profunda, la memoria y, por lo tanto, el aprendizaje. Sustancias que se generan mientras jugamos, cuando comemos, cuando tenemos relaciones sexuales, y cuando nos reímos, pero que no se generan si entendemos el aprendizaje como la triste sucesión de toma de apuntes, memorización falsa y vómito bulímico. 


Por esta razón, en el diseño del programa de la #EED, nos parecía fundamental que alguien como Joaquín viniese a hablarnos de su trabajo, un tipo de humor ácido que nos hace pensar, totalmente relacionado con el arte contemporáneo (ya que estudió Bellas Artes) y que rompe el formato. Desde la #EED, consideramos a Joaquín Reyes como un productor cultural y un artista contemporáneo, por lo que su figura representa de manera perfecta el modelo productor cultural, de DJ que demandamos también para la figura del docente.


Para empezar, la obra de Joaquín Reyes (cualquiera de sus series, sus Celebrities, etc.) se basan especialmente en explorar lo narrativo. Y es una realidad que a la mayoría de los estudiantes les pone mucho más ver una buena serie o jugar a un videojuego que ir a clase. Recuperar lo narrativo en la educación resulta urgente y necesario ya que, tal como nos habían contado antes Rosan y Francisco, sin ese factor narrativo el aprendizaje no sucede. El extrañamiento es otro de los conceptos que seleccionamos para hablar con Joaquín, ya que sus producciones culturales fomentan la sensación de extrañamiento que demandamos mediante la #rEDUvolution en lo pedagógico. Para Joaquín, el extrañamiento es la antesala de su humor y por eso lo explota desde los nombres de sus producciones (pensemos en Muchachada Nui hasta Museo Coconut) hasta en las caracterizaciones, que son histriónicas de manera explícita. Junto con todas estas reflexiones sesudas, Joaquín salpicaba su charla con sus geniales ocurrencias como cuando dijo “Nadie se ríe de aburrimiento” o que Francisco Mora y él eran colegas y que hacían “Neuromeriendas…”.


Pero, no debemos olvidar que el trabajo de Joaquín no es hacer reír sin más, el pensamiento crítico es parte inherente de sus producciones y esta es la razón por la que consideramos su obra muy cercana al arte contemporáneo y por lo tanto, completamente rEDUvolucionaria: lo narrativo, el extrañamiento, la sorpresa y todas las herramientas vinculadas a la emoción son empleadas para repensar la realidad y desarrollar el conocimiento propio enlazando esta conversación final con la charla de Rosan, Paco, Eva y Carlos.


Cometas, Jirafas, Codazos y Neuromeriendas: un diseño pedagógico que nos deja libres, un animal que produce sorpresa, una estructura espacial que nos permite intervenir y un concepto que nos hace reír a carcajadas. Dejemos atrás la inmovilidad, el aburrimiento, las jaulas y el miedo: solo si trabajamos la emoción aprenderemos a pensar en vez de aprender a aburrirnos. 

2012 Del museo como espacio para el miedo al museo como espacio para la felicidad: trabajando los espacios culturales desde la perspectiva de las micronarraciones


Esta semana he estado en dos museos. Y en los dos me he sentido feliz. Y me he sentido feliz por que ambos lugares me han dejado ser la autora de mi propio discurso: en vez de aplastarme con todo aquello que ambos museos querían decir sobre mi, he sido capaz de narrar la historia que me interesaba sobre ellos. Y no ha sido fácil. Me explico.
El lunes siete viaje hasta Oporto invitada por el Museo de la Moneda (y en concreto por Amelia Cupertiño directora del centro) y por Alice Semedo (profesora de museología en la Universidad de Porto) para participar en el evento “Museos participativos: cuestiones de accesibilidad, sustentabilidad y otros manifiestos”. La mayoría de los muchos museos de Porto estaban representados en la jornada así como otros profesionales relacionados con la educación artística como Teresa Ecca o Joao Queiroz.
Me perdí el principio (sobre todo me dio pena no asistir a la charla de Jocelin Dodd Directora del Research Centre for Museums and Galleries de la Universidad de Leicester) pero llegué a la parte de la sesión en que, divididos en grupos, trabajamos para hacer diferentes manifiestos sobre los museos. A mi todo esto me pareció alucinante ya que llevo tanto tiempo trabajando la idea de los manifiestos en la educación y cuando acababa de leer el increíble manifiesto de Orhan Pamuk sobre los museos hacia pocos días. Tras una excelente comida, como ocurre siempre en Portugal, dio lugar la segunda parte del evento en la que tuvo lugar mi intervención. En un principio, conseguí borrar las sombras de siesta debido a que pedí a las asistentes quitarse los zapatos y subirse a la sillas: nada mejor para hablar del miedo que experimentarlo

Y así fue, con el miedo pegado a la piel, donde comencé a hablar de ese museo que nos humilla, que nos baja la auto estima, que nos deja como ignorantes, ese museo que funciona como un macrorelato y que ya sea desde la historia, desde las artes o desde la ciencia, no nos tiene en cuenta como individuos, nos borra del mapa. Reivindiqué la rEDUvolution en los espacios culturales como un sistema de reparto simétrico del poder donde los espectadores tienen la oportunidad de trabajar su identidad desde las micronarrativas construyendo una visión diferente a la que nos presentan la familia, la escuela o los media. Fue una experiencia de felicidad, tanto intelectual como estética y gastronómica en la que aprendí tanto como enseñé.
El jueves tuvo lugar en Madrid un suceso que llevaba mucho tiempo esperando: la apertura del Espacio Fundación Telefónica, ya que en 2010 tuvo lugar un programa de formación específico para crear lo que hoy es el Departamento de Educación de dicho centro. 1.500 personas se acercaron a ver un lugar dividido en cuatro salas y un auditorio específicamente destinados a cuestiones educativas. En Fundación Telefónica Pedagogías Invisibles nos sentimos como en casa: recorrimos todas las salas, saludamos a todos los amigos y amigas y fuimos muy felices charlando, riéndonos y bebiendo cava.
Como dice Orhan Pamuk: “Estamos hartos de museos que intentan armar narraciones históricas de una sociedad, comunidad, equipo, nación, pueblo, empresa o especie. Todos sabemos que las historias cotidianas y ordinarias de los individuos son más ricas, más humanas y mucho más gozosas que las historias de culturas colosales”. Si entre todos los que trabajamos en los museos conseguimos que lo cotidiano y la experiencia se imponga ante la imposición y el simulacro, empezaremos a sentirnos felices en los museos: justo como me he sentido yo esta semana en dos de ellos.