Creo que ya todos pensamos
que la educación occidental necesita un cambio. Un cambio profundo que ya nadie
cuestiona. Un cambio radical que ponga patas arriba todo lo que se ha
considerado necesario hasta el momento. En esto estamos, afortunadamente, todas
y todos de acuerdo. La pregunta que nos estamos haciendo ahora, es más bien cómo
llevar ese cambio a cabo.
En esta ardua cuestión
metodológica, con diferentes ópticas y enfoques, hay una realidad que destaca
sobre todas los demás: la #rEDUvolution solo podrá ejecutarse a través de una
formación disruptiva del profesorado, una formación contemporánea que aborde
los problemas de las prácticas educativas que nos rodean en vez de abordar los
problemas de un modelo que definitivamente hoy ya no tiene sentido. Una
práctica educativa que en vez de dar recetas, ayude a posicionarse, que en vez de
obsesionarse con la evaluación, se obsesione con los afectos, que en vez de
perpetuar sistemas jerárquicos verticales, trabaje sobre procesos que
posibiliten una democracia participativa, no solo en el aula, sino también
fuera de ella.
Si existe una serie de
lugares que perpetúan de forma anacrónica, pero persistente, el modelo obsoleto
que pretendemos cambiar, esos lugares son (en España) las Facultades de Educación;
esos lugares donde se prepara de forma inicial a aquellas personas que han
decidido dedicarse a la docencia como futuro profesional. Ideológicamente muy
conservadoras, por su pasado y presente fuertemente vinculado al catolicismo y
otras organizaciones religiosas, evidentemente heredadas del franquismo, y que
hoy en día están interviniendo en la legislación de forma directa debido a sus
alianzas con el poder, uno de los problemas más graves de la educación en nuestro
país. Muchas de las Facultades de Educación que conozco operan como verdaderas
perpetuadoras de un sistema pedagógico tradicional y absurdo. Quizás es que,
como ya he comentado en otros post, la universidad ya no es la institución que
está liderando el cambio social sino que son las asociaciones, las
instituciones culturales, los colectivos híbridos, los estudios de diseño y
arquitectura, en definitiva, las organizaciones que interactúan con la sociedad
de una manera real, las que están dando ese paso. Liberadas del corsé
academicista, del simulacro de la investigación, del engrose curricular y de la
certificación absurda, son las que están liderando la Revolución Educativa a
través de esa formación diferente del profesorado que tanto necesitamos. El curso pasado (2013/14),
además de coordinar la Escuela de Educación Disruptiva (una apuesta evidente a
una formación alternativa), he tenido el placer de ser invitada a tres acciones
de formación del profesorado que pueden configurarse como líneas de fuga del
mapa que tenemos que estar dispuestos a trazar.
La primera de ellas tuvo
lugar en el mes de marzo, en una ciudad tan posmoderna como Zamora. Un evento
diseñado por la universidad, pero desde sus márgenes, se identificó más con una
reunión de carácter cultural y festivo que con un curso. Mi compañera de
Pedagogías Invisibles , Sara Torres, y yo, fuimos invitadas por el profesor/agitador
Miguel Elías, para trabajar con sus estudiantes la #rEDUvolution. Este hecho
reiteró una vez más los profesores que se sitúan “out of the box”: profesores
de artes visuales, danza y música, son los que se sienten más cercanos a esta
necesidad de cambio. Sara y yo quedamos impactadas por la auténtica voracidad, la
verdadera pasión, con la que los estudiantes de magisterio reciben estas
propuestas, porque, no nos engañemos, los estudiantes sí quieren hacer la #rEDUvolution,
son las instituciones y, muchas veces, los profesores (y en concreto los
profesores de universidad) los que se aferran a las prácticas que dominan,
cerrando definitivamente la puerta al cambio.
Miguel y su equipo trabajan
a fondo el concepto de Reproducción Pedagógica, acuñado por Bordieu y Passeron
en el libro que publicaron con el mismo nombre, y que identifica el principal
problema de la lógica de la pedagogía tradicional: cómo las Facultades de Educación
se erigen como perpetuadoras de la pedagogía tóxica al no ofrecer a los futuros
maestros alternativas metodológicas a la pedagogía tradicional. El primer día
que les toca dar clase, estos maestros y maestras, aún estando en total
desacuerdo con muchas de las metodologías que han sufrido a lo largo de su vida
académica, reproducen el proceso de forma natural, convirtiéndose en piezas de
un tablero manejados por otros. Ofrecer a los maestros y maestras una pedagogía
de la posibilidad, una pedagogía que rompa con la Reproducción y les invite no
solo a visualizar otras metodologías, sino a desarrollar pedagogías propias que
cambien con cada grupo de estudiantes y a cada momento, es uno de los retos
evidentes que tenemos como formadores de formadores, una realidad que está
teniendo lugar en la Facultad de Educación de Zamora…
En abril, Clara Megías y
yo, nos fuimos a Menorca, en este caso invitadas por Pep Domínguez y el CEIP de
la isla, quienes organizaron dos sesiones #rEDUvolucionarias. Pep y el grupo de
profesores con el que trabajamos, se tomaron muy en serio todos los aspectos
que consideramos importantes para romper el formato, empezaron por emplazar el
curso en una de las salas de psicomotricidad de un centro de educación
infantil. Esto nos permitió trabajar el cuerpo al mismo nivel que la mente,
espacio que se constituyó como la quintaesencia de lo blando al darnos como
única oportunidad el uso de cojines y colchonetas, un lugar que propiciaba lo
lúdico en todos los aspectos resquebrajando el falso autoritarismo y academicidad que se supone que la
formación del profesorado requiere.
Además del lugar, la comida constituyó otro
de los ingredientes básicos en la rotura de formato: ensaimadas y cocas
menorquinas nos invitaron a transformar un encuentro formal en una celebración
comunitaria porque compartir los alimentos no es otra cosa más que un acto
simbólico de reparto del poder. Y, para terminar, el sistema que elegimos para
visualizar los cinco elementos clave de la #rEDUvolution fue la performance, de manera que la
recuperación del inconsciente, el abuso de poder, la necesidad de habitar el
aula, la transformación del simulacro en experiencia y el repensar la
evaluación, fueron procesos simbolizados desde nuestros cuerpos, trabajados en
grupo y desarrollados como micro acciones cargadas de sorpresa, creatividad y
aprendizaje.
Como último ejemplo de las
instituciones que están dando el salto en esta ardua tarea de desarrollar otros
sistemas de formación del profesorado, ha sido la FUHEM (una de las
organizaciones punteras en cuanto a la ejecución de una pedagogía del cambio en
todas sus actividades). En concreto, su director de educación, Víctor Rodríguez,
fue quien invitó a Pedagogías Invisibles a co-diseñar el curso De transmisores de contenidos a arquitectos
de experiencias, actividad de cinco días que intenta repensar las
competencias que debe desarrollar el profesor o la profesora que ejecute el
cambio: la competencia de la invisibilidad (y todo lo que tiene que ver con
detectar la información implícita en el aula); la competencia política (en este
caso especialmente relacionada con la ecología); la competencia sentimental (relacionada
con la incorporación de aquellos que no son los alumnos normativos); la
competencia creativa y la posibilidad de redescubrirnos no solo como
transmisores sino como productores de conocimiento y, por último, la
competencia tecnológica desde la perspectiva de la visualización del cambio y
la creación de redes.
El primer rol fue abordado por Ana
Cebrián, Noemí López y Eva Morales (las tres miembras del colectivo Pedagogías
Invisibles) mediante una sesión en la que se hizo especial hincapié en todo
aquello que decididamente enseñamos pero... que no queremos enseñar y la
dificultad y valentía de aquellas y aquellos que deciden analizarse a sí mismos
y a sus prácticas para transformar el currículum de macro en micronarrativa. El segundo
día Luis González de FUHEM Ecosocial, trabajó sobre el rol del profesor como
agente político. El profesor que entiende sus asignaturas no como temas de
estudio sino como marcos de acción social, en su caso con respecto a cómo
abordar la ecología como un eje transversal que debe cruzar cada una de las
actividades que diseñamos y que debe ser un marco referencial en el currículum.
La tercera sesión corrió a cargo
de Lars Bonell, quien hizo algo sumamente difícil: dio la clase con la boca
cerrada dando vivo ejemplo de lo importante que es dejar hablar a los demás y
el valor que tiene la escucha activa... El cuarto día Jordi Ferreiro abordó el
tema del #profesorcomoDJ, como productor cultural, como creador, porque
creemos firmemente que la competencia más importante para un educador del siglo
XXI es la creatividad y que no solo los artistas son intelectuales, sino que
también lo somos los profesores. Jordi llenó la sala de microacciones y juegos
demostrando que solo aprendemos cuando además del contenido, cambiamos el
formato. La quinta y última sesión corrió a cargo de Clara Boj que demostró que
la tecnología puede y debe ser una herramienta viva que sirva para visualizar la
redes de afectos no-virtuales que se generan entre profesores y que constituyen
verdaderos marcos de acción más allá de las instituciones formales.
Sin cambiar la formación
del profesorado de forma drástica y urgente, la Revolución Educativa
simplemente nunca llegará. Necesitamos coordinadores valientes que se atrevan a
dar el salto, agentes de cambio que como Miguel, Pep o Víctor, decidan NO poner
en marcha cursos vacíos que solo persiguen la certificación, sino acciones
transformadoras que den tanta importancia al contenido como al formato, empoderen
a los futuros profesores, y a los que ya están en activo, para dar el salto o
hacer más largo el recorrido de caída: un salto que quizás llegue algún día
hasta la universidad.
5 comentarios:
Me encanta tu blog, el enfoque y la Revolución Educativa porque hace una falta ineludible y brutal. Sólo importa si tenemos un papel y no lo que hayamos aprendido, si sabemos llevar a cabo nuestra profesión o no. Se obvia la creatividad y enseñarnos a ser asertivos, personas capaces de valerse por sí mismas y a desenvolvernos en el mundo. No tiene interés que sepamos ni evolucionemos.
La reflexión sobre las universidades vs. asociaciones, instituciones y estudios me parece que da en el clavo. Genial post.
Muy buen verano!
Gracias!!!!! Buen verano también para ti para coger fuerzas para hacer la #rEDUvolution en Septiembre!!!
Hola me llamo Mayalen, he conocido tu blog (aunque ya se que está en otro sitio) por el de Lucía Ordoñez. Me gustaría que conocieras mi trabajo en un entro de secundaria. De alguna manera parece que me retratas. Llevo mucho tiempo haciendo de alguna manera esta "revolución" de la que hablas y por eso desde ahora te enlazo y te sigo. Puede que te guste ver alguno de estos post:
http://wwwedplasticamayalen.blogspot.com.es/2014/06/instalaciones-con-piedras.html
http://wwwedplasticamayalen.blogspot.com.es/2014/06/tatoos-en-2-de-eso.html
http://wwwedplasticamayalen.blogspot.com.es/2014/05/arturo-y-mi-flashmob-del-8-de-marzo.html
http://wwwedplasticamayalen.blogspot.com.es/2013/04/el-video-de-los-soles.html
http://wwwedplasticamayalen.blogspot.com.es/2012/11/altar-de-muertos-de-1b.html
Ein? Exactamente qué enseñan?
Buen trabajo. Ideas muy interesantes. Gracias por compartir
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